De las aventuras en la India

lunes, marzo 26, 2007

Pero qué cosas!

Hola a todos. Perdón por tardarme tanto en pegar nuevos comentarios aquí pero es que no he tenido mucho tiempo ultimamente. Entre el hecho de tener a Rasheed todo el tiempo en casa y de tener ahora un nuevo representante de equipo -que además sucede que es alemán- que me da mucho trabajo, pues raramente estoy en condiciones de escribir como se debe.
Hoy intento volver a las andadas porque tengo algunos chismecillos y cosas raras que quiero compartir con ustedes y voy a tratar de ordenarlas cronológicamente.

Quiero hablarles de Shakeela -para los mexas en la India, por favor, sigan leyendo, que no se trata de quien piensan!-. Pues bueno, debo empezar por contarles que la nuera de la familia con la que vivimos estaba embarazada (más sobre esto en futuros comentarios) y que para ayudarle a la señora con las labores del hogar por varios meses (ya que la nuera es por lo regular la chacha) pues trajeron a una niña de un pueblito en los límites de los estados de Tamil Nadu y Andhra Pradesh. La chica parece como de 9 años y por supuesto mi primera pregunta fue acerca de su escuela -Inocencia, me dicen- y de como es posible que venga a trabajar tan lejos de su casa siendo tan pequeña, pues bueno, al parecer a Vinay no se le ocurrió preguntar y Rasheed la verdad no se atrevía porque significaba enfrentarlos al hecho de que están -tal vez sin saberlo- contribuyendo en contra de los acuerdos de derechos humanos de los niños. Y bueno, ahí lo dejamos sin más comentarios.

Cuando Manju, la nuera, fue hospitalizada unos dias antes del parto, Shakeela se quedó sola en la casa. Bueno, con nosotros, y pues claro que nosotros empezamos a hacerle plática -bueno, Rasheed, porque entre su mal inglés y mi peor tamil, pues ella y yo no nos entendemos- y nos enteramos de que si no va a la escuela es porque no quiere. Ella le contó a Rasheed que sus papás tenían una deuda grande con una familia en su pueblo y que para pagarles, pues la mamá de Shakeela y ella fueron a trabajar para ellos por unos meses hasta que la cuenta quedó saldada. Y ahora que podría haber tenido la oportunidad de volver a la escuela, pues ahora ya no quiere. Tiene 13 años y dice que terminó el noveno grado, pero que nunca empezó el décimo, que es el mínimo que se necesita en la India para tener un trabajo más o menos bueno (es como 3ro de secundaria para nosotros). También dijo que tenía piojos, pero a Rasheed se le olvidó traducirme este pedacito de información. Aquí pueden ver su foto conmigo una de esas noches a la espera de noticias sobre Manju y el bebé.



Y bueno, ahí no para la cosa. Después de un par de días de haber estado más en contacto con esta niña, empezó a hacerse un poco pesadita. De repente mientras nosotros estamos en nuestro cuarto, ella abriría la puerta sin siquiera tocar solo para vernos y continuar con lo que estaba haciendo. La verdad es que a mi me empezó a molestar y se lo dije a Rasheed, pero no le dijimos nada porque, bueno, no es nuestra responsabilidad educarla. Sólo nos limitamos a cerrar la puerta con seguro, cosa que la verdad nunca habíamos querido hacer porque nos parece medio maleducado, pero bueno, teníamos que tomar medidas.

Hace unos días llegamos a casa ya tarde y nos abrió la puerta Shakeela vestida con jeans medio acampanados y bordados y una camisetita muy mona bordada con figuras plateadas. Estuvimos ahí un rato platicando con Vinay y Manju mientras ella estaba embobada con la televisión -como casi siempre que está quieta. Vinay nos decía que él no sabía de donde había sacado ella ese atuendo. Yo sospecho que la vecina, que tiene una niña como de 10 años, le dio las ropas estas que ya no le quedaban, pero no dije nada, porque ese no era el punto. Al parecer, para Vinay -como para la gran mayoría de los indios que conozco- resulta un gran insulto que una sirvienta haga lo que le dé la gana. Nos dijo que como a los choferes, a los que tienes que regañar en cada esquina mientras conducen, "a los srivientes tienes que tratarlos mal para que recuerden quien es el jefe y no se piensen que pueden hacer lo que quieran porque entonces, ¿qué diferencia habría entre ellos y nosotros, no?". Yo me quedé helada ante la naturalidad con que lo dijo y la forma en que estiró la frase esperando un "claro, pero como se le ocurre!" de nuestra parte.. que por supuesto, no llegó.

Horas más tarde, en nuestro cuarto, Rasheed me contó de cómo sus tías critican a su mamá por darle de comer a la muchacha que le ayuda a la misma hora que comen los demás e invitarla a la mesa. Pero también como después de un tiempo, la muchacha le tomó la medida a su mamá y empezó a olvidar sus tareas y a darse derechos que molestaban a los demás (como el quitarle el control de la tele a Rasheed para ver sus novelas en tamil). Es una pena decirlo, pero es la verdad. Aquí parece que lo que rige a los indios es la ley de la selva. No hay reglas que valgan, "si te dejas, te chingo, nomás pa' que luego no me chingues tú a mí." :-/